domingo, octubre 18, 2009

Killing me softly

Yo sé que estuve mal.
Que veníamos bien y de repente me porté mal.
Como dice Malena, que filma videos como ninguna: "Veníamos bien, veníamos muy bien". Las cosas estaban funcionando. Había algo en nuestra comunicación, nuestra química o mis dedos que hacía que marcháramos con viento a favor. Vos crecías con mis mimos, yo me iluminaba en el reflejo de tus luces. Todo venía suave y cómodo, como un cadillac rojo rumbo a Las Vegas en un atardecer de desierto a 200km/h. ¿Qué podía pasar? No le temíamos al futuro. Sabíamos que estaba ahí, inexpugnablemente inalcanzable en la línea de un tiempo condenado a caminar para adelante, pero no nos importaba. Habíamos decidido disfrutarnos, compartirnos y gozarnos durante todo el presente que tuviéramos. Y mierda que nos estaba saliendo bien.

Los días pasaban y crecían a semanas y meses. Las horas juntos subían y bajaban, dependían de vos pero sobre todo de mí. Mis tiempos locos, atérmicos, incorregibles: horarios de trabajo, compromisos, amigos y yo misma demandándome atención personalizada. Y vos entre todos ellos, aún brillante, sonreías paciente y me veías hacer malabares con el reloj para exprimirle a la vida todo lo que me ofrece. Así me conociste y así te gusté, aceptando de entrada mi condición de dispersa en vela.

Pero el tiempo comenzó a alargar. Dejamos de compartir momentos para compartir ausencia - vos por un lado, y yo en la mía. Manteníamos contacto, claro, pero ya no era como antes: estaban pasando otras cosas por los caminos de cada uno, y no las compartíamos. Dos trenes con rieles a la deriva, de vías oxidadas y olvidadas en los pastizales de lo nuevo y desconocido. Yo me alejé y vos no te moviste. Quedamos lejos un tiempo hasta asumirlo.



Al menos ahora me doy cuenta.

Aunque no sepa a quién se lo escribo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Habíamos decidido disfrutarnos, compartirnos y gozarnos durante todo el presente que tuviéramos. Y mierda que nos estaba saliendo bien.