Mostrando entradas con la etiqueta Historias de amor. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Historias de amor. Mostrar todas las entradas

martes, noviembre 24, 2009

Juego de rol

Te propongo algo. ¿Te copás? Vení, sentate acá. ¿Querés algo? Yo me voy a hacer un té, y tengo soda en la heladera... ¿un café? ¿Mate? Bueno, soda. Ahí te traigo. ¿Fría querés? Dale, dame un segundo.

Acá tenés. ¿Algo para picar, te puedo ofrecer?... Bueno en realidad no hay mucho, puedo agarrar unas milanesas que sobraron del mediodía y cortarlas en cuadraditos - quedan de copetín. ¿No tenés hambre? Mirá que les ponés mayonesa y... Bueno, listo, nada para comer. ¿Seguro? Okey.

Mirá, quería proponerte lo siguiente... Quería que juguemos un juego de rol un rato. Imaginate que yo soy Lau. Laura. Tu hermana, boludo... No sé si te suena. Je... bueno, imaginémonos que yo soy Laura, tu hermana menor. Vos siempre dijiste lo mucho que nos parecemos - que los gustos, la forma de ser, somos parecias, ¿no? OKa. Vengo un día, una noche, recién llegás de laburar y yo sigo despierta. Nos encontramos... en la cocina, como estamos ahora. No sé, yo me estoy haciendo un té y vos venís a buscar un vaso de soda. Nos sentamos en la mesa, vos con tu soda, yo con mi té, y te cuento... Te cuento que estoy saliendo con alguien. Yo, Lau, tu hermana menor, estoy saliendo con un tipo.

Cuántos años tiene es lo primero que me preguntás. Diecinueve, te digo yo. Tiene dos más. ¿Vos qué te imaginás? Un hijo de puta. Sale con tu hermanita el degenerado drogón ese. Seguro que anda en un motociclo pedorro y lo cuida como si fuera una Harley Davidson, pero no tiene un peso partido a la mitad, y encima se coge a tu hermanita. Pero te callás y me preguntás, más ubicado, si me trata bien. Yo te digo que sí, que labura, y toca la guitarra en una banda de rock. Como vos.

Y ahí te interesa. Si es rockstar puede ser un salame o un tipo inteligente. Puede ser un caballero o un golpeador de menores, pero aunque sea le das el beneficio de la duda. Me preguntás qué música escucha. Te digo, rock, punk, algo de tango. Querés detalles. Beatles, Floyd, Ramones, Goyeneche. Suena bien, ¿no? Mejora el pibe. Igual, insistís: ¿pero me trata bien? ¿De verdad? Porque sino vas y lo cagás a trompadas...

Y yo, Lau, me río de mi hermano mayor, y le digo que es un cuida. Y que mi nuevo novio es un rockstar. Que lo voy a ver a recitales, me emborracho y fumo porro con él en el conurbano todos los fines de semana. Que me coge cuando puede porque en general está zarpado en droga y no se le para, pero que yo lo entiendo y lo quiero igual. Que no, obvio que no me pega, aunque tampoco me acaricia o me mima, pero que él es así, medio arisco, porque así lo criaron, no es un tipo cariñoso. Y que sé que en el fondo es un buen tipo, que capaz no pasa mucho tiempo conmigo porque labura, y tiene la banda, pero que los ratos que pasa conmigo se re porta. Y que yo lo quiero así.

Amor, ¿vos qué le dirías a tu hermana si te dice eso? Yo sé lo que te pasaría: lo querrías cagar a trompadas al pendejo drogón, ¿no es así? Romperle la cabeza con un bate de béisbol en una plaza pública o destrozarla contra los escalones de la casa de la madre, para que vea qué clase de cadáver tiene el hijo que crió. Bueno, quizás no tanto, pero entendés el concepto. Te parecería que el tipo la trata muy mal a Laurita, que no le da la atención que le corresponde con lo linda e inteligente nena que es. ¿Cómo es posible que un tipo no valore a la mina que tiene al lado, cuando esa mina es una mina como Laurita, o como yo, que somos parecidas?... ¿no, mi amor?


Entonces te pido, por favor... Dejá la falopa, negro. Dejala, o vas a tener que auto-romperte la cabeza porque vos te portás tan pelotudo conmigo como el personaje ese se portaría con mi cuñada. Dejala, o te dejo yo.

domingo, noviembre 15, 2009

Y sin embargo, mujer




De sobra sabés que sos el primero
que no miento, si juro que daría
por ti el mundo entero,
por ti el mundo entero.

Y sin embargo un rato cada día,
ya ves,
te engañaría con cuqluiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentida,
ni encantada,
de darte yo mi vida, lo confieso,
yo que tanto he besado, yo
que te he enseñado.

Yo sé mejor que vos que hasta los huesos,
sólo calan los besos que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,
el pasillo de un tres de madrugada,
un laberinto sin luz,
ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño.
Y con todos vos dormís a mí lado,
y si te vas, me voy por los tejados
como gata sin dueño,
perdida en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla
mi hermosura.

No debería contarlo, y sin embargo,
cuando piden la llave de un hotel
y a media noche encargan un buen champagne francés,
y cena con velitas para dos,
él siempre es otro, amor,
nunca sos vos.
Bien sabés lo que te digo.

Porque una casa sin ti es una oficina
un teléfono ardiendo en la cabina
una palmera
en el museo de cera.
Un éxodo de oscuras
golondrinas.

Y me envenenan los besos que voy dando,
y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño.
Y con todos vos dormís a mí lado,
y si te vas, me voy por los tejados
como gata sin dueño,
perdida en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla
mi hermosura.

Y cuando vuelvo hay fiesta en la cocina,
y bailes sin orquesta y ramos de rosas
con espinas.
Pero dos no es igual que uno más uno,
pero el lunes al café del desayuno
vuelve la Guerra Fría.

Y al cielo de mi boca el purgatorio,
y al dormitorio el pan de cada día.

domingo, octubre 18, 2009

Killing me softly

Yo sé que estuve mal.
Que veníamos bien y de repente me porté mal.
Como dice Malena, que filma videos como ninguna: "Veníamos bien, veníamos muy bien". Las cosas estaban funcionando. Había algo en nuestra comunicación, nuestra química o mis dedos que hacía que marcháramos con viento a favor. Vos crecías con mis mimos, yo me iluminaba en el reflejo de tus luces. Todo venía suave y cómodo, como un cadillac rojo rumbo a Las Vegas en un atardecer de desierto a 200km/h. ¿Qué podía pasar? No le temíamos al futuro. Sabíamos que estaba ahí, inexpugnablemente inalcanzable en la línea de un tiempo condenado a caminar para adelante, pero no nos importaba. Habíamos decidido disfrutarnos, compartirnos y gozarnos durante todo el presente que tuviéramos. Y mierda que nos estaba saliendo bien.

Los días pasaban y crecían a semanas y meses. Las horas juntos subían y bajaban, dependían de vos pero sobre todo de mí. Mis tiempos locos, atérmicos, incorregibles: horarios de trabajo, compromisos, amigos y yo misma demandándome atención personalizada. Y vos entre todos ellos, aún brillante, sonreías paciente y me veías hacer malabares con el reloj para exprimirle a la vida todo lo que me ofrece. Así me conociste y así te gusté, aceptando de entrada mi condición de dispersa en vela.

Pero el tiempo comenzó a alargar. Dejamos de compartir momentos para compartir ausencia - vos por un lado, y yo en la mía. Manteníamos contacto, claro, pero ya no era como antes: estaban pasando otras cosas por los caminos de cada uno, y no las compartíamos. Dos trenes con rieles a la deriva, de vías oxidadas y olvidadas en los pastizales de lo nuevo y desconocido. Yo me alejé y vos no te moviste. Quedamos lejos un tiempo hasta asumirlo.



Al menos ahora me doy cuenta.

Aunque no sepa a quién se lo escribo.

miércoles, octubre 14, 2009

Los amores de la vida

Mi vieja tiene un amigo, Bubby, al que llama su marido virtual. Es un amigo de hace muchos años con el que habla por teléfono todas las noches antes de irse a dormir, durante una hora o más. Se cuentan qué hicieron en el día, charlan de política y las novedades mediáticas de la semana mientras ella fuma y él se emborracha con vino. Después se van a dormir, cada uno en su cama.

Siempre me dio gracia esa relación que tienen. Dos cincuentones divorciados que apalean la soledad del dormitorio con compañía telefónica. ¿Acaso serán los únicos que hacen algo así? ¿Cuántos complementan ausencias de un lado con compañeros de otro?

El amor toma mil y un formas. Cada relación es en sí misma una nueva forma de amor. A veces nos hacen creer que una vida sin amor pasional (entiéndase "de pareja") es una vida incompleta, gris, marchita. Como si tener un hombre al lado le diera sentido a la existencia de una mujer, y viceversa.

Bubby una vez le dijo a mi vieja que el problema de las minas es que buscan en un tipo todo (un marido, un compañero, un amante), hasta que se dan cuenta de que la posta es un marido por un lado y un amante por el otro. Mamá Mandarina, en cambio, dice seguir creyendo en el amor completo entre dos personas.

Y yo... yo tengo mis dudas. Creo que la hermosa pluralidad del amor es su virtud más grande. Podemos no estar en pareja, o no estar enamorados, pero con amigos y amantes la vida se llena de amor y compañía.

El secreto está de la felicidad en no ser solitario.

lunes, octubre 05, 2009

Videoclip

Este es un post antiguo que decidí hacer resurgir de las cenizas.
Deben ir leyéndolo al compás de la música, sino no tiene gracia... enjoy.



EeeeeeEEeeee… qué groso este tema, cómo me gusta es muy pilas me encanta caminar por la calle con esto al mango en los auriculares podré subirle un toque?? Fuck está a tope… bueh me prendo un pucho para llamar al bondi, es buenísimo poder imaginarte en un video clip, la música sonando en la noche y vos en Cabildo y Juramento, fumando un pucho y esperando el 168. Re cierra el cuadro aunque también debe ser porque estoy un toque fumado. La puta con este bondi, hace mucho frío, man no ves que prendí un pucho?? La Ley de Murphy dice que tenés que llegar!! Pilas, man. Pila-pila.


Lo llamo a Tank y “un peso por favor”. Qué bueno que es este tema… uh pero el bondi está hasta las tetas. Odio tener que pasar por todo el mundo pidiendo permiso no entiendo cómo se corren cuando ven que vas para el fondo, qué infelices… La ciudad pasa por las ventanas como si estuviera escuchando la bata de Hard Fi nothing for me, nothing for you y me re veo cantando con la banda en un recital hasta las bolas de gente tipo en Obras todo chivado y con la música llenando el estadio lleno de gente que canta a los gritos y yo con el micrófono that’s what they teach you at school y los de la banda aunque no sé qué carajo haría en ese lugar, tiene demasiada fuerza… ya dobla por José Hernández? Qué orto, se desocupó este lugarrr, me siento me siento seeee me senté, la vida es bella, viva Benigni y forza Italia.

Menos mal que me senté porque llegó el estribillo!!!…



EeeEEEEEeeeee… la verdad que estoy un poco loco y no sé, se me debe notar un toque pero ya fue total los pibes están esperándome y… epa esa morocha de dónde salió?? Cómo fue que no la vi subir?? Dios, está muy buena… AAAaaaaAAAA… pobre está parada y yo acá sentado si no hubiera quichicientas personas en el medio aunque sea le dejo el asiento pero así no da ni un poco… pero qué le pasa?? Tiene algo en los anteojos, como si fuera una niebla intelectual que le empañara los vidrios a dónde estará yendo? Que se baje conmigo por favor y si yo la sigo y me bajo con ella?? Que no me mire suburbian knights la puta mejor me hago el boludo por la ventana que pasa people get angry y esos anteojos que le enmarcan los ojos qué linda que es creo que me estoy enamorado y que buen tema que suena but I ain’t got time for that cause those bills keep dropping through my door.

Sabés lo que haría con vos?



Te llevaría en brazos hasta la playa más linda de Brasil y te comería el cuerpo besos tragándome toda la arena porque no me importa nada te hablaría tiernamente acariciandote las orejas y esa lluvia negra que tenes por pelo te la peinarías diferente cada mañana y me sorprenderías mientras yo preparo el café del desayuno y dejaríamos enfriarse el café mientras te desnudo en la cocina porque no me podría ir a laburar ni vos a la facultad que seguro vas a la facultad antes de hacerte el amor en el piso de la cocina porque no puedo creer lo que son tus anteojos y tu niebla de melancolía de Filo y Letras que te empaña toda la cara y la nariz, no me mires, no me mires porque no voy a poder mirarte más, y mierda dónde estoy?? Ah no falta todavía…


Hagas lo que hagas no te sientes, no te vayas ni te bajes sólo quedate para siempre o al menos hasta que termine el tema en este bondi y yo voy con vos hasta el fin del mundo, no te vayas pero ahora mirame sí mirame así no puedo creer lo hermosos que tenés los ojos y el escote con este frío ese escote negro es lo más sexy que vi en mi vida pero no te puedo aguantar la mirada por qué me mirás así me hacés mirar a la ventana. EeeeEEEeee tengo que hablarte, decirte algo pero vos estás re colgada de nuevo estarás fumada como yo?? Tenés pinta de cuelgue y en cima estás escuchando algo con auriculares AAAAaaaAAA, estarás escuchando este tema?? Ni en pedo esta banda no la conoce ni el loro pero mirá si estás escuchando lo mismo que yo el mismo verso que yo y también te imaginás que esto es un videoclip y que es de nuestra historia que nos cruzamos en un bondi escuchando lo mismo pero como vos sos vos y yo soy un cagón y es de nuestro amor que nunca se va a realizar, este amor en el que te regalaría el mundo y vos me leerías poesía en francés y yo te toco la guitarra por horas y vos me metés la mano debajo de la remera mientras estamos en público porque te gusta excitarme en secreto frente a todos y yo te acaricio las piernas mientras vamos en el ascensor, y nos peleamos cuando yo me pongo celoso y nos tiramos platos pero porque estamos igual de locos los dos igual de enamorados y después llorando nos arreglamos y otra vez recorrería tu cuerpo milímetro a milímetro sacándote la piel hasta que estés toda desnuda y gozando y yo feliz de tenerte sola conmigo porque sólo estarías conmigo en esta ventana, en este viaje del 168 y en esta parada donde te vas a bajar porque ya tocaste el timbre y yo soy demasiado cagón para seguirte o pedirte que no te vayas pero que me enamoré de vos y que nunca más después de que bajes estos escalones voy a poder coger otra vez sin imaginarme tus anteojos y tu niebla y siempre recordaré esa espalda, tu espalda negra como el escote y los violines que suenan, que se está bajando del bondi, aunque te des media vuelta antes de bajar y me sonrías despidiéndote y nunca más te vuelva a ver.


eeeEEeeee…


OoooOOOoooo…


domingo, septiembre 20, 2009

La metáfora de Dexter

Cuando era chica, o joven, o más joven que hoy, entendía que el amor se basaba en una transparencia absoluta entre dos personas. Nada que ocultar, nada que mentir: una honestidad al 100% que nos volvía seres sin secretos ni sorpresas. Para mí, quererse era eso: una absoluta confianza, una certeza. Una verdad.

Ayer terminé de ver la primera temporada de DEXTER, la serie protagonizada por el glorioso Michael C. Hall (que también hizo de David Fisher en la fantástica Six Feet Under). Como muchos de ustedes ya sabrán, la historia de Dexter se centra en su doble vida: para todo el mundo, es un especialista en manchas de sangre, y trabaja en el departamento de homicidios de la policía de Miami. Pero para sí mismo, y para sus víctimas que nunca volverán a hablar, Dexter es un serial killer extremadamente prolijo e inteligente, cuyos asesinatos nunca salen a la luz del sol.

El gran nudo de la serie es cómo logra Dexter vi
vir una vida construída sobre mentiras y apariencias que protegen su verdadero yo. Dexter es un monstruo enmascarado que oculta en su interior una realidad inconfesable. Sabe que no puede contarselo a nadie, absolutamente a nadie, porque su verdad interna es tan terrible y abominable que nunca nadie podrá entenderlo, aceptarlo, amarlo por cómo él es en verdad. Entonces, aparenta. Aparenta sonrisas en las fotos familiares, aparenta sentimientos por su novia Rita y su hermana adoptiva Debra, aparenta ser normal cuando en realidad no lo es.

A primera vista la forma de vida de Dexter parece asfixiante. ¿Cómo es posible vivir aparentando? ¿Cómo puede sobrevivirse una vida de máscaras constantes y secretos irrevelables? Dexter dice sentirse un mero espectador de su vida cuando se encuentra rodeado de personas, alguien que ve como otro vive con su cuerpo y su nombre.

Mientras terminaba de ver el último capítulo, acariciaba el pecho de mi novio, dormido sobre el sofá. Lo veía dormir, lo sentía dormir: su piel viva, tibia, que lo recubre; su pecho inflándose de aire, mantenién
dolo con vida; sus ojos cerrados, abiertos en el sueño. Y pensé en todo lo que nos acerca, lo que nos mantiene juntos, y también en lo que nos mantiene separados, individualizados. Nuestro amor no es el que creía cuando era chica, no: tenemos secretos, pasados, nervios internos que no son aptos para compartir. ¿Acaso esto implica que nos queremos menos, que nuestro amor es una apariencia, o que es menos verdadero?

Comprendí que no. La definición del amor que
tenía es de niña, de joven, de inexperimentada. El amor toma diferentes formas según la persona, pero también según los años. Nuestras formas de amar cambian con nosotros. Y esto me lo enseñó Dexter. La forma de vida de Dexter es una metáfora para todas las formas de vida. Todos somos Dexter. We all have our secrets. Vvimos nuestras vidas tras las fronteras infranqueables de nuestra propia piel, nuestro campo AT. Hay asuntos que nunca nadie logrará siquiera sospechar de nosotros mismos. Secretos, pudores, mentiras: no importa de qué se traten, son sólo propios. Y eso no es engañar, ni ocultarse; eso es comprender una verdad universal para aceptarnos a nosotros mismos y aceptar a los demás. Para mejorar nuestros vínculos y, a la vez, ser más independientes.


miércoles, agosto 12, 2009

La vocación de geisha

Las mujeres, como todos sabemos, somos capaces de cualquier cosa con el incentivo correcto. Podemos recorrer siete veces los cinco pisos de un shopping en épocas de liquidación (como esta). Una madre que ve a su retoño en peligro logra desarrollar la fuerza de Hulk en microsegundos con tal de rescatarlo. Una mujer despechada es capaz de suicidarse por (falta de) amor.
Entre todas estas potencialidades infinitas que abrigamos las damas y las señoritas, hay una en particular que se destaca en llamativa. Es la que he dado en llamar la vocación de geisha.

Las primeras palabras del artículo de Wikipedia sobre el término "geisha" la definen como una artista tradicional japonesa. A diferencia de la creencia comúnmente instalada, una geisha no es una prostituta de lujo. Es una mujer que desde su infancia se dedica a estudiar aplicadamente muchísimas artes japonesas (en este blog queremos a los japoneses porque hacen de cualquier cosa un arte), tales como la danza tradicional, la ceremonia del té, la caligrafía o el ikebana. Así como un experto espadachín es un artista marcial, una geisha es una artista del entretenimiento.

El trabajo de una geisha (porque, como todo artista, es una trabajadora) consiste en entretener a los clientes a través de su talento, a cambio de dinero, por supuesto. Su objetivo es otorgarles otros tipos de placeres que, si bien mantienen cierto erotismo, no tienen que ver directamente con el sexo. Placeres estéticos, visuales, sensibles, que relajan el cuerpo y la mente e inspiran cariño, ternura, amor o deseo.

Una joven porteña del siglo XXI difícimente pueda compararse a una geisha. No nos entrenan para dominar el secreto del arreglo floral o las danzas tradicionales, y mucho menos para cobrar por ello (eso es de putas). Pero algunas veces, si somos afortunadas, podemos cruzarnos con un hombre que nos despierte esta vocación servicial de producirles placer de todas las formas que nuestra imaginación nos dispare.

Pocos son aquellos que lo logran. En la mayoría de los casos, se trata de relaciones a la inversa, pues esperamos que ellos nos cortejen a nosotras. Dedicarse devotamente a un hombre era la regla standard hace cuarenta años: la mujer, en la casa, debía tener todas las necesidades de su marido satisfechas: la comida caliente cuando volviera de trabajar, los chicos bañados y prolijos, y las piernas abiertas en la cama, aunque así no lo quisiera. Es por eso que hoy dedicarnos a un hombre con devoción puede ser visto como símbolo de sumisión, de poca personalidad, hasta de machismo inconsciente.

Y sin embargo, a todas nos llega en algún momento. Sucede que un hombre sin intención nos despierta un ingobernable deseo de caer a sus pies, de sorprenderlo, de producirle placer no sexual, sino estético. Y entonces todo lo que hacemos lo convertimos en arte femenino: nos vestimos muy lindas cada vez que vamos a verlo, nos maquillamos pacientemente, le hacemos masajes con aceites aromáticos, le preparamos una cena exquisita con una receta de Narda Lepes que vimos por canal Gourmet. Nada nos hace más felices que mimarlo, agraciarlo, relajarlo en un oasis de rutina con caricias de terciopelo y perfume de marca.

Podemos pasarnos la vida devotas a un hombre que nos desprecie, pero eso no nos puede hacer más felices. No regalemos nuestros encantos a quienes no sepan apreciarlos, porque no los (ni nos) merecen. Recomiendo entonces, y con conocimiento de causa, tener la fortuna de arrodillarse a los pies del mismo hombre que a la mañana siguiente nos sorprenda trayéndonos el desayuno a la cama. El secreto de la felicidad femenina quizás se encuentre en la incosciente puntería del hombre merecedor de nuestra vocación de geisha. Y entonces ambos serán los arridillados, y podrán mirarse a los ojos durante todo el presente de sus vidas.









Porque, por si no lo sabían, también existen los hokan.

jueves, agosto 06, 2009

La predisposición a la locura

La sitcom norteamericana "Dharma y Greg" comienza con un acto de locura. Sus protagonistas se conocen en un tren y al cruzar sus miradas se enamoran. Todos hemos pasado por una situación así en más de una oportunidad. Pero a diferencia de lo que sicede diariamente, esta vez Greg toma coraje y decide invitar a su desconocida a tomar un café.

Cuántas veces cruzamos miradas con anómimos transeúntes o compañeros de viajes efímeros y sentimos que sus ojos nos acariciaban el terciopelo del corazón. Incluso podemos haber abrigado la esperanza de acercarnos, hablarnos, invitarnos a bajarnos juntos y tomarnos un café o quedarnos una noche en Viena. Pero la timidez, el miedo, hasta los códigos sociales nos cosen la boca y nos reprimen el impuslo. Como dijo una pelirroja en un sueño, somos hormigas, y no quiero ser una hormiga contigo.

Si no fuera por mi primo, creería que las historias de amor como las de Dharma y Greg son puro cuento de hadas o película de Richard Linklater. Pero mi primo Damían es un ejemplo vivo de predisposición a la locura. Una tarde estaba pasando por Madrid, su ciudad, y unos ojos almendras caminando hacia él le robaron el aliento. Dudoso, siguió caminando hasta cruzarla y perderla para siempre. Pero a los pocos pasos apretó los puños y se dijo a sí mismo que esta vez no la iba a dejar pasar. Volvió corriendo sobre sus pasos y la encontró descendiendo en la boca del Metro. -"Disculpa, ¿me das tu teléfono?" le escupió Damián. Los ojos almendras sorieron y respondieron en perfecto madrileño: "Sí. Apunta. Me llamo Carol.". En el apuro, mi primo se había olvidado de preguntarle el nombre.

La apuesta le salió bien, pero bien podría haberle salido mal. Carol es una madrileña encantadora e indiscutiblemente valiente y brava, porque, hay que decirlo, ¿cuántas mujeres están (estamos) dispuestas a dictar su número telefónico a un desconocido?

Pocas.
Quizás tan pocas como hombres capaces de pedirlo de esa forma.

Mi primo Damián, su novia Carol, incluso Dharma y Greg, poseyeron durante un mágico instante lo que yo llamo la predisposición a la locura. Es un momento efímero de adrenalina donde el alma le gana la batalla a la mente por el el cuerpo. Porque sólo los locos y los enamorados son capaces de pedir o ceder su alma o su número de teléfono a un extranjero en sus vidas.

La predisposición a la locura se manifiesta en un instante (el instante en el que le decimos a nuestra alma que sí) pero dura mucho más. Para algunos, es una forma de vida. Para otros, una etapa. Y para otros, sí, es sólo un instante. El alma puede mantenerse agazapada como un conejo blanco esperando el momento indicado para saltar y dominar al cuerpo en el atizbo de presente correcto durante un tiempo indeterminado. A veces toda una vida. A veces el conejo nunca llega a saltar y se le paralizan las piernas de dolor.

Las situaciones provocativas a dejarnos llevar por la locura suceden diariamente en los lugares que solemos frecuentar, esquinas memorizadas o en decorados inesperados como un ascensor o una iglesia. Suceden por la noche, la madrugada y la siesta. Y nosotros las dejamos pasar constanemente, manteniendo al conejito apretado contra el suelo, paciente. Dominamos nuestra locura, ya que no nos dejamos llevar por la tormentosa corriente de ese río fresco llamado inceridumbre. Una y otra vez nos decimos que no a nosotros mismos, porque no es correcto, no está bien visto, no sé si vale la pena o no me queda bien. O simplemente no, porque no sé.

Son aquellos escasos momentos en los que decimos sí, y nos sumergimos en la locura de lo desconocido, lo incierto. ¿Puede salir mal? Claro que sí. Pero la vida es eso. Es vivirla, disfrutarla, arriesgarse, perder, ganar. La vida nos tira los dados constantemente, y nos preguna si vamos a apostar. Todo o nada.



¿Cuánto podés tardar en decir que sí?


martes, mayo 19, 2009

Tragedia romántica


¿Alguien sabe cuál es la diferencia entre las comedias románticas y la vida real? Yo sé que hay muchas, pero hay una que es la piedra fundamental de una ficción de ese tipo. Y se las voy a contar.

En todas las películas románticas, todas, todas sucede la siguiente escena. Hacia el final, él se da cuenta de que está enamorado de ella, decide que no puede vivir sin ella, y va corriendo (nunca un bondi) a buscarla. Ella lo ve, se ofusca, intenta hacerse la desentendida, pero el discurso hermoso y romántico que él le escupe la puede y terminan besándose. Fin.

¿Alguien me explica esta desconexión interna masculina? ¿Por qué es que los hombres no se dan cuenta que están enamorados de una mujer? ¿Qué clase de neurosis extrema los lleva a alienarse a tal nivel de su propio corazón, que ni siquiera pueden reconocerse enamorados cuando lo están? ¿Tanto se desconocen a sí mismos?

Los hombres de las comedias románticas no son reales. Lo digo por experiencia. Un hombre real puede o no tener esa desconexión, pero si la tiene, es irrecuperable. Mi hipótesis dice que si un hombre no escucha o no quiere escuchar su corazón, no lo escuchará. Las murallas levantadas son demasiado grandes y fuertes como para que una mortal imperfecta pueda derrumbarlas. Creo que el futuro de los hombres sin propia conciencia sentimental es la soledad hecha destino. Algunos terminarán casándose con una chirusa sumisa de buenas caderas para parir bien los hijos y criarlos como Dios manda. Otros se reclutarán a la soltería crónica, y algunas noches, secretamente, añorarán ese amor adolescente y primero, el único que reconocieron y al que abrieron su corazón.

He tenido varias relaciones de este tipo, con el corazón en la mano, y su ambivalencia. Gestos de cariño, palabras tiernas dejadas caer con descuido, formaban un caminito de migajas que, pensaba, conduciría hacia su autoconciencia de sus propios sentimientos. Pero siempre terminó igual. Me es imposible hacerle ver a un hombre lo que creo que siente por mí. Imposible. Y eso que tengo todas las técnicas. Los desarmo, los dejo al desnudo, trémulos, y les digo "Estás en la tuya. Yo no voy a hacer más por vos si vos no te conectás con vos mismo". Los echo de mi casa y los dejo de llamar. Y, claramente, desaparecen.

Siempre vuelven, though. De alguna manera. Cada tanto cae un mensajito. "Estuve pensando mucho en vos, me gustaría volver a vernos". Bueno, dale, veámonos. Si total ya sé para qué es. Para que me cuentes lo mucho que te ayudé, que te curé, fui tu enfermera premium y una persona que te marcó de por vida. Pero nada más. Me recordarás toda la vida como una mujer excesivamente inteligente y especial. Pero no como un amor. Y por eso te abandono.