Dedicado a todos los hombres que quieren ser mis amigos.
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lunes, julio 20, 2009
domingo, junio 07, 2009
Juro que no lo planié
El viernes fue día de duendes y casualidades felices.
Me encontré con examor en la facultad porque iba a buscar a "su chica", quien resultó ser la turrita que mandé al polo norte el lunes pasado. Lo más gracioso es que ella siempre supo quién era yo, pero yo ni idea quién era ella. Genial. Además, ya estoy con 6 kilos menos y mis nuevos anteojos high wave, con lo que examor me vio en un gran momento. Cuando ella llegó no le saqué los ojos de encima, y él me miraba entre nervioso e incómodo. Por dentro estaba bailándo Provocamé, mujer pero por fuera me mantuve con tanta entereza que me gané el Oscar a mejor guión. Procuré discutir llena de confianza y con argumentos tan sólidos que gané una discusión e impresioné a mi ex al mismo tiempo. Cuando salí de la facu, estaba radiente.
El buen humor continuaba cuando encontré a Adelino conectado. Ya tenía planes con Miguelito (es igual al de Mafalda) de modo que no daba armar algo. Pero así como lo conozco le saqué la ficha que tenía ganas de vernos. Ya fue, venite un rato, pero sabé que me tengo que ir temprano...
La verdad que me divertí mucho. Tocamos el piano, fumamos flower power y colgamos con su ukelele (qué cosita preciosa!). De repente, se hizo la hora de partir. Noté una cortina de tristeza en su mirada, pero la ignoré. You had your chance, my love. Y entonces, lancé una exclamación. Mientras el sonido corría por mi garganta comprendí que mejor era callar, pero era demasiado tarde. Adelino notó entonces el reloj de pulsera de hombre que yacía sobre mi mesa de luz. No pude evitarlo. "Qué boludo! -exclamé- Se lo olvidó...". Y le pedí ayuda para ponérmelo, así no me olvidaba de devolvérselo a Miguelito...
Juro que si intentaba ponerlo celoso, no me salía tan bien. No sé si así lo sintió, pero yo me sentí una reina por segunda vez en el día.
El recital de Mataplantas estuvo increíble. Me enamoré del Teatro Ciego. Y me fui a dormir a lo de Miguelito.
El sábado tenía una cena que se sabía aburrida desde el mail con la invitación, pero quería ir. Atrapada en el aburrimiento, empecé a mandar mensajes. Entre ellos, a Adelino, quien (ya sabía yo) se iba a The Boliche con sus amigos. Llorándole mi aburrimiento me invitó a salir con ellos, idea por demás tentadora para continuar con mi plan "mirá lo copada que soy y lo mucho que te gusto pero no me tocás porque no te voy a dejar". Sin embargo, la noche fue por otros rumbos, y terminé en casa con linda compañía. Colgada y cachonda como estaba, recordé buscar el celular. Y encontré dos mensajitos de Adelino invocándome a la fiesta, recordándome con los temas, invitándome a acompañarlo. Admito que le respondí sólo para saber su respuesta, y encontré insistencia y borrachera alegre. Más allá de la molestia que le generó a mi compañero el hecho de que el celular siguiera sonando a las 5.30AM, me divertí. Me hubiera gustado mucho poder estar ahí, pero al mismo tiempo me alegró que me extrañara. Que lo disfrute.
Yo lo disfruto.
Me encontré con examor en la facultad porque iba a buscar a "su chica", quien resultó ser la turrita que mandé al polo norte el lunes pasado. Lo más gracioso es que ella siempre supo quién era yo, pero yo ni idea quién era ella. Genial. Además, ya estoy con 6 kilos menos y mis nuevos anteojos high wave, con lo que examor me vio en un gran momento. Cuando ella llegó no le saqué los ojos de encima, y él me miraba entre nervioso e incómodo. Por dentro estaba bailándo Provocamé, mujer pero por fuera me mantuve con tanta entereza que me gané el Oscar a mejor guión. Procuré discutir llena de confianza y con argumentos tan sólidos que gané una discusión e impresioné a mi ex al mismo tiempo. Cuando salí de la facu, estaba radiente.
El buen humor continuaba cuando encontré a Adelino conectado. Ya tenía planes con Miguelito (es igual al de Mafalda) de modo que no daba armar algo. Pero así como lo conozco le saqué la ficha que tenía ganas de vernos. Ya fue, venite un rato, pero sabé que me tengo que ir temprano...
La verdad que me divertí mucho. Tocamos el piano, fumamos flower power y colgamos con su ukelele (qué cosita preciosa!). De repente, se hizo la hora de partir. Noté una cortina de tristeza en su mirada, pero la ignoré. You had your chance, my love. Y entonces, lancé una exclamación. Mientras el sonido corría por mi garganta comprendí que mejor era callar, pero era demasiado tarde. Adelino notó entonces el reloj de pulsera de hombre que yacía sobre mi mesa de luz. No pude evitarlo. "Qué boludo! -exclamé- Se lo olvidó...". Y le pedí ayuda para ponérmelo, así no me olvidaba de devolvérselo a Miguelito...
Juro que si intentaba ponerlo celoso, no me salía tan bien. No sé si así lo sintió, pero yo me sentí una reina por segunda vez en el día.
El recital de Mataplantas estuvo increíble. Me enamoré del Teatro Ciego. Y me fui a dormir a lo de Miguelito.
El sábado tenía una cena que se sabía aburrida desde el mail con la invitación, pero quería ir. Atrapada en el aburrimiento, empecé a mandar mensajes. Entre ellos, a Adelino, quien (ya sabía yo) se iba a The Boliche con sus amigos. Llorándole mi aburrimiento me invitó a salir con ellos, idea por demás tentadora para continuar con mi plan "mirá lo copada que soy y lo mucho que te gusto pero no me tocás porque no te voy a dejar". Sin embargo, la noche fue por otros rumbos, y terminé en casa con linda compañía. Colgada y cachonda como estaba, recordé buscar el celular. Y encontré dos mensajitos de Adelino invocándome a la fiesta, recordándome con los temas, invitándome a acompañarlo. Admito que le respondí sólo para saber su respuesta, y encontré insistencia y borrachera alegre. Más allá de la molestia que le generó a mi compañero el hecho de que el celular siguiera sonando a las 5.30AM, me divertí. Me hubiera gustado mucho poder estar ahí, pero al mismo tiempo me alegró que me extrañara. Que lo disfrute.
Yo lo disfruto.

jueves, junio 04, 2009
And as I walk the streets alone
Creo que debería explicar un poco mi situación, aunque no sé por qué, ya que ni siquiera sé si alguien la lee (y menos creo que a alguien le importe).
Tengo muchos problemas.
La enredadera de mi casa sigue creyendo que estamos en primavera, y no para crecer. Curiosa, sus ramitas verdes se extienden hacia el interior, con intenciones claramente imperialistas para extender sus dominios hacia las paredes internas de mi habitación. Como me da pena cortarla, me resigno a tejerla en los barrotes de la ventana, formando lo que algún día terminará siendo un colchoncito verde y vivo que impone barreras aduaneras a los rayitos de sol que pretendan conquistar los interiores de mi dormitorio.
Adelino anda medio desaparecido y yo feliz. Esa novia fantasma que tiene le deja sollozos de pollito mojado en el Muro y yo me río por dentro y por fuera. Mi viejo amigo está condenado a su propia libertad y no puede enfrentarla. Yo también soy todo lo libre que me permito, pero al menos no sufro. Tanto.
Sea como sea, mejor. Es necesario que me lo saque de encima. Los planes para el sábado se ahogaron de la noche a la mañana. Ya creo que tengo uno nuevo, no sé si mejor, o más divertido, pero de mínima pinta interesante. Y eso en estos tiempos no está nada mal.
Otro problema que tengo se llama facultad. Pero de ese no quiero hablar.
Mejor me pongo a bailar cumbia que esta negra la canta como nadie.
Tengo muchos problemas.
La enredadera de mi casa sigue creyendo que estamos en primavera, y no para crecer. Curiosa, sus ramitas verdes se extienden hacia el interior, con intenciones claramente imperialistas para extender sus dominios hacia las paredes internas de mi habitación. Como me da pena cortarla, me resigno a tejerla en los barrotes de la ventana, formando lo que algún día terminará siendo un colchoncito verde y vivo que impone barreras aduaneras a los rayitos de sol que pretendan conquistar los interiores de mi dormitorio.
Adelino anda medio desaparecido y yo feliz. Esa novia fantasma que tiene le deja sollozos de pollito mojado en el Muro y yo me río por dentro y por fuera. Mi viejo amigo está condenado a su propia libertad y no puede enfrentarla. Yo también soy todo lo libre que me permito, pero al menos no sufro. Tanto.
Sea como sea, mejor. Es necesario que me lo saque de encima. Los planes para el sábado se ahogaron de la noche a la mañana. Ya creo que tengo uno nuevo, no sé si mejor, o más divertido, pero de mínima pinta interesante. Y eso en estos tiempos no está nada mal.
Otro problema que tengo se llama facultad. Pero de ese no quiero hablar.
Mejor me pongo a bailar cumbia que esta negra la canta como nadie.
Calate ese pasito!
jueves, mayo 28, 2009
domingo, mayo 24, 2009
Heartbroken
Anoche empecé a escribirlo. Decía que me cagaba en tu honestidad brutal, tu falta de filtro entre lo que sentís y pensás y lo que me decís, tus movimientos de estantería y todo lo demás. Quería poder plasmar en una entrada toda la bronca, la decepción y la soledad en la que me vi envuelta. Pensé en mandarte un mail kilométrico, escupiéndote mi realidad a la cara. Hoy, resacosa de una noche sola a tu lado, intentaré otra cosa.
Ya no estoy enojada. Estoy triste, sola, descorazonada. Creo que siempre supe que esto iba a terminar así. Más bien, siempre lo temí, lo consideré una fuerte posibilidad. Anoche, concretados mis temores, me vestí con mis mayores inseguridades y me transparenté ante tus ojos esquivos. Lo único que me quedaba era mi verdad desnuda, y la ofrecí a tu contemplación del vacío, tus nervios evidentes y tu silencio profundo. No se podría decir que obtuve una negativa. Más bien no obtuve nada. Sos un laberinto de dudas e inseguridades que te atan las manos, los pies y la boca, impidiéndote conocer tus propios deseos y anhelos. Yo, también, soy una pelotuda.
Tu miedo a lastimarme fue lo único que sentí con claridad. Estás aterrado por la responsabilidad de tus actos. Antes que sentir dolor, preferís no sentir nada. ¿No te das cuenta que no hay control posible? Tu estrategia es equivocada. Creés que ignorar lo que me pasa (y lo que, había entendido, también te pasaba) es lo más parecido a la felicidad que podés encontrar. En pos de evitarme sufrimiento, me lo infringís. ¿Sorprendido? Claro que me lastima tu rechazo.
Lo único que me queda es olvidarte. Producirte el vacío de mí tal como yo siento el tuyo. Veremos si me extrañarás; yo creo que sí, pero que no harás nada para evitarlo. No cuento con eso. No cuento con vos.
Ya no estoy enojada. Estoy triste, sola, descorazonada. Creo que siempre supe que esto iba a terminar así. Más bien, siempre lo temí, lo consideré una fuerte posibilidad. Anoche, concretados mis temores, me vestí con mis mayores inseguridades y me transparenté ante tus ojos esquivos. Lo único que me quedaba era mi verdad desnuda, y la ofrecí a tu contemplación del vacío, tus nervios evidentes y tu silencio profundo. No se podría decir que obtuve una negativa. Más bien no obtuve nada. Sos un laberinto de dudas e inseguridades que te atan las manos, los pies y la boca, impidiéndote conocer tus propios deseos y anhelos. Yo, también, soy una pelotuda.
Tu miedo a lastimarme fue lo único que sentí con claridad. Estás aterrado por la responsabilidad de tus actos. Antes que sentir dolor, preferís no sentir nada. ¿No te das cuenta que no hay control posible? Tu estrategia es equivocada. Creés que ignorar lo que me pasa (y lo que, había entendido, también te pasaba) es lo más parecido a la felicidad que podés encontrar. En pos de evitarme sufrimiento, me lo infringís. ¿Sorprendido? Claro que me lastima tu rechazo.
Lo único que me queda es olvidarte. Producirte el vacío de mí tal como yo siento el tuyo. Veremos si me extrañarás; yo creo que sí, pero que no harás nada para evitarlo. No cuento con eso. No cuento con vos.
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Adelino
viernes, mayo 22, 2009
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