Te propongo algo. ¿Te copás? Vení, sentate acá. ¿Querés algo? Yo me voy a hacer un té, y tengo soda en la heladera... ¿un café? ¿Mate? Bueno, soda. Ahí te traigo. ¿Fría querés? Dale, dame un segundo.
Acá tenés. ¿Algo para picar, te puedo ofrecer?... Bueno en realidad no hay mucho, puedo agarrar unas milanesas que sobraron del mediodía y cortarlas en cuadraditos - quedan de copetín. ¿No tenés hambre? Mirá que les ponés mayonesa y... Bueno, listo, nada para comer. ¿Seguro? Okey.
Mirá, quería proponerte lo siguiente... Quería que juguemos un juego de rol un rato. Imaginate que yo soy Lau. Laura. Tu hermana, boludo... No sé si te suena. Je... bueno, imaginémonos que yo soy Laura, tu hermana menor. Vos siempre dijiste lo mucho que nos parecemos - que los gustos, la forma de ser, somos parecias, ¿no? OKa. Vengo un día, una noche, recién llegás de laburar y yo sigo despierta. Nos encontramos... en la cocina, como estamos ahora. No sé, yo me estoy haciendo un té y vos venís a buscar un vaso de soda. Nos sentamos en la mesa, vos con tu soda, yo con mi té, y te cuento... Te cuento que estoy saliendo con alguien. Yo, Lau, tu hermana menor, estoy saliendo con un tipo.
Cuántos años tiene es lo primero que me preguntás. Diecinueve, te digo yo. Tiene dos más. ¿Vos qué te imaginás? Un hijo de puta. Sale con tu hermanita el degenerado drogón ese. Seguro que anda en un motociclo pedorro y lo cuida como si fuera una Harley Davidson, pero no tiene un peso partido a la mitad, y encima se coge a tu hermanita. Pero te callás y me preguntás, más ubicado, si me trata bien. Yo te digo que sí, que labura, y toca la guitarra en una banda de rock. Como vos.
Y ahí te interesa. Si es rockstar puede ser un salame o un tipo inteligente. Puede ser un caballero o un golpeador de menores, pero aunque sea le das el beneficio de la duda. Me preguntás qué música escucha. Te digo, rock, punk, algo de tango. Querés detalles. Beatles, Floyd, Ramones, Goyeneche. Suena bien, ¿no? Mejora el pibe. Igual, insistís: ¿pero me trata bien? ¿De verdad? Porque sino vas y lo cagás a trompadas...
Y yo, Lau, me río de mi hermano mayor, y le digo que es un cuida. Y que mi nuevo novio es un rockstar. Que lo voy a ver a recitales, me emborracho y fumo porro con él en el conurbano todos los fines de semana. Que me coge cuando puede porque en general está zarpado en droga y no se le para, pero que yo lo entiendo y lo quiero igual. Que no, obvio que no me pega, aunque tampoco me acaricia o me mima, pero que él es así, medio arisco, porque así lo criaron, no es un tipo cariñoso. Y que sé que en el fondo es un buen tipo, que capaz no pasa mucho tiempo conmigo porque labura, y tiene la banda, pero que los ratos que pasa conmigo se re porta. Y que yo lo quiero así.
Amor, ¿vos qué le dirías a tu hermana si te dice eso? Yo sé lo que te pasaría: lo querrías cagar a trompadas al pendejo drogón, ¿no es así? Romperle la cabeza con un bate de béisbol en una plaza pública o destrozarla contra los escalones de la casa de la madre, para que vea qué clase de cadáver tiene el hijo que crió. Bueno, quizás no tanto, pero entendés el concepto. Te parecería que el tipo la trata muy mal a Laurita, que no le da la atención que le corresponde con lo linda e inteligente nena que es. ¿Cómo es posible que un tipo no valore a la mina que tiene al lado, cuando esa mina es una mina como Laurita, o como yo, que somos parecidas?... ¿no, mi amor?
Entonces te pido, por favor... Dejá la falopa, negro. Dejala, o vas a tener que auto-romperte la cabeza porque vos te portás tan pelotudo conmigo como el personaje ese se portaría con mi cuñada. Dejala, o te dejo yo.