lunes, mayo 04, 2009

Una

He decidido que te necesito más de lo que recordaba. Por fin lo acepté. Pocas personas entienden cuán importante y fundamental sos para mí. Si no te tengo me falto a mí misma, me extraño sin vos. Soy una mujer más completa cuando te dedico horas, energía y libido. Soy más yo con vos que con nadie más.

Te necesito porque te formo a mi imagen y semejanza, y con vos me transformo y me hago bien. Sos mi orgasmo intelectual ante miles de anónimos enamorados por palabras cachondas y húmedas. Sos mi sueño, mi utopía, mi vocación. Sos tanto más que seguir ignorándote, olvidándote, dejándote por otro es sinónimo de abandonarme a mí misma.

Lo intenté. Te juro que lo intenté. Te cerré y te clausuré en tu mejor momento. Te suicidé a los 27 de sobredosis, como Janis, como Marilyn. Así todos te recordarían en la flor de la vida, jamás envejecerías, permanecerías por siempre dibujando desnudos en mentes ajenas y empujando poluciones nocturnas olvidadas por la mañana. Pero te extrañé. Me hiciste falta, ay, tanta falta!

Mis motivos para desaparecerte permanecerán conmigo. Fue una apuesta, una decisión. Dolorosa y todo, fue consciente. Quise cambiar. Quise fundirme en otro y olvidarte, retenerte sólo como una anécdota de mi loca loca juventud. Soñé que algún día, ya grande, le confesaría a mi hija mayor la picardía que fue alimentarte durante casi un año. Intenté reducirte a una travesura pasajera. No pude.

Durante algún tiempo fui feliz. Me dejé inundar por otras cosas, por otra persona, otra vida. Jugué a ser normal, y me salió bastante bien. Durante algún tiempo. No sé cuándo fue que volví a mí misma. No fue algo repentino. Fue como si un ladrón invertido fuera devolviendo cosas que había abandonado. Hasta que encontré mi casa repleta de cosas que extrañaba.

Intenté hacerte convivir con mi nueva escena. Te cambié el maquillaje, borré tu memoria y quise devolverte a la vida. Pero ya no eras el mismo. Ya no podía darte lo que me dabas. Habías sido el centro de mi atención, mi niña bonita, el fruto de mi vientre malcriado. Pero te habías corrompido, yo te había corrompido. Debí suponer que tu muerte no fue en vano.

No pude hacerlo. No pude revivirte. Mis enormes planes se ahogaron en tres días y algunos intentos fallidos más. Te dejé ahí, vestido de cita, y nunca más volví. Te quedaste con el ramo de rosas, esperándome, extrañándome, sabiendo que eras un homúnculo, un zombie, un intento desesperado por recuperarme.

Hoy me di cuenta que no puedo vivir sin vos. Te necesito. No aguanto más mi sueño sponsorizado. Abandonarte es abandonarme, y no estoy dispuesta a ello. Quiero cultivarte y plantar flores rosas en tu jardín, que a veces es mi sexo, y otras mi corazón. Quiero me semilles y me florezcas como lo supiste hacer tan bien en otro tiempo. Sé lo que esto significa, porque sé que tu escencia es secreta. No podés vivir en público conocedor. Tu ocultamiento es para vos el elixir de la vida. Y secretearte tiene un precio, que debo asumir y pagar en efectivo. Pero decido apostar por vos. Apostar por mí.

Llámenme egoísta.
Sólo quiero ser feliz.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

It's meant to be.

:)

coco dijo...

Hola te doy la bienvenida y espero que tengas una buena llegada al publico, un abrazo y nos seguimos leyendo....

Anónimo dijo...

avisadooooo

GALO PIERROT dijo...

a veces la felicidad es egoista... besos!!!

Anónimo dijo...

Aca estamos pasando entonces...

Muy bonito el blog nuevito
jajajaja. Mucho -ito.

Saludito?

Saludo.

Cherry dijo...

Bienvenida bombona =)