domingo, agosto 09, 2009

No-comida tailandesa

Mamá Mandarina me despertó este domingo, me deseó feliz día del niño (no puedo creer que todavía alguien me desee feliz día del niño) y me invitó, como regalo, a comer a Lotus Neo Thai, un nuevo local de comida tailandesa en mi barrio, Belgrano Chico y Chino.

En principio, llegamos y sólo había disponible una mesa bajita para sentarse en el piso con unos almohadones (como comemos mi vieja y yo frente a la tele). Bue, ponele que me la banco porque es re onda thai comer en el piso. Dejémonos llevar por la decoración oriental-palermitana y aceptemos las reglas del juego.

Pedimos dos menúes (o menuses) de mediodía, esto era: entrada, plato principal, postre o café y copa de vino o vaso de té rojo. Como no somos muy alcohólicas las dos nos decidimos por el té rojo, bebida que detesté apenas la probé (por qué carajo le ponen especias a las bebidas? queda más oriental?). Arrancamos mal.

Se supone que lo bueno de pedir el "menú del día" en los restoranes es que sale rápido. Esto no lo digo yo, lo dice cualquiera. Es así en todos lados. Menos en Lotus.

Nos traen, en vez de pan, unas pastas de camarones que cualquiera que viva en el barrio chino sabe comprar y consumir. Las devoramos en cinco minutos. Y entonces comenzó la enorme espera.

Se las resumo: estuvieron 40' para traer las entradas. Sí, leyeron bien: sólo las entradas. Que eran tres empanaditas chinas pedorras fritas y tres pedacitos de pollo (crudos). Bien. Si habíamos arrancado mal, ahora estábamos como el orto.

A todo esto, los mozos eran tres hippies roñosos con zapatillas sucias y ropa de bambula que no tenían ningún tipo de sincronización. Nos atendieron los tres en diferentes momentos, no nos trajeron el agua mineral que les pedimos, se sacaban los mocos en frente a la cocina (bueno, eso quizás no, pero sigo enojada).

A los 50' yo ya había salido, me había fumado un pucho, le había hecho prometer a la moza que si no venía en 5' nos íbamos al carajo y había logrado poner nerviosa hasta a mi mamá. Finalmente, cuando decidimos irnos sin que nos hubieran servido, salieron los platos. Así que bue, ya fue, comamos...

...horrible.

A ver, yo no soy asquerosita: me banco comer comidas locas y extrañas, hacer turismo guiri-culinario y me encanta ver los programas de mi vecina Narda Lepes viajando por el mundo y comiendo cualquier porquería. Pero hay cosas que en un restorán, sirvan la comida que sirvan, no se deben hacer. Y una de ellas es que los ingredientes deben estar detallados en el menú. Por ejemplo, si yo pido pollo al curry con leche de coco, no podés traerme pollo picante al curry con jengibre, mango (wtf?) y leche de coco. Porque a mí no me gusta el picane, y simplemente detesto el jengibre. Mismo caso para lo que pidió Mamá Mandarina: los hongos saltados con verdura del menú en realidad eran verdura con hongos saltadas con brotes de soja, y mi vieja detesta los brotes de soja (dice que es como comer papel), tanto como yo el jengibre. La verdad sea dicha: su plato con nombre rococó era en realidad una pequeña y variada ensalada salteada con salsa tamarinda que incluía ingredientes tan orientales como brócoli, coliflor y tomatitos cherry (wtf?).

Lo único bueno de la comida fue el cuenquito de arroz hecho en vaporera que nos trajeron para acompañar.

Por supuesto, terminamos de comer y huimos raudamente. No fuera cosa de que por esperar el café (que seguro venía frío) ya me empezaran a salir canas. ¿Que cuánto nos salió el mal trago? Nada, tranquilos: sólo $96.-!!!

Conclusión: Lotus se ve divino, tiene una ambientación linda (aunque un poco oscura) y sabe venderse bien. Pero el servicio, la comida y sobre todo el precio apestan. Porque, como ya lo dijo la sabiduría popular, las apariencias engañan.

Foto de mi pollo con curry, jengibre y mango con el té rojo. Por más divino que se vea, no lo olviden: en el mismo barrio por $96.- se clavan terrible parrillada uruguaya con un tinto exquisito en El Pobre Luis.

7 comentarios:

Adso dijo...

Mirale el lado positivo: Si no te atendía para el orto, no armabas este post.
BESOS!!!

Claire Mandarina dijo...

Adso: Sí, supongo que tenés razón... creo que voy a empezar la sección "Críticas culinarias" en el blog ^^

Nico dijo...

jaja, sos muy exigente ..
Dicen los que saben, que en realidad, para ir a comer hay que tener paciencia y saber esperar, ya que si te traen todo rapido es porque estaba pre-cocinado o semi-hecho.
Dicen que lo mejor es que te preparen todo en el momento, :)

Suerte para la proxima.

Claire Mandarina dijo...

Nico: No me molesta esperar, me molesta que me atiendan mal y me hagan sentir estafada. Si me van a hacer esperar 40' por la entrada lo mínimo que pueden hacer es avisarme que la cocina está con demora (como me dijeron cuando nos empezamos a quejar). Además, no sólo me molestó lo que tardaron: tampoco me gustó el servicio, y la comida no era lo que decía el menú. Así que dos pulgares abajo!

Anónimo dijo...

NUUUUUUUUUUUUU
toda una odisea comer!!!
pobre mama Mandarina!!!!!!!

eso te pasa por traicionar Lai Lai

Gabi dijo...

Hola, no te conozco, pero fui muchas veces a comer a lotus, la atencion, en todas las ocaciones que fui, fue muy buena. Además del "menu del mediodia" tenes las cartas, en donde las entradas son mas abundantes! Si cuando estabas almorzando el restaurant estaba lleno, es de imaginarse que la comida esta con demora y en caso contrario, antes de esperar 40min las entradas, llamas al mozo y consultas x tu comida. Coincido con lo que dijo tu amigo nico, los platos son elaborados en el momento. Me parece que ya te sentaste mal dispuesta xq no te gustaba la mesa baja. Para comer rapido y al paso tenes los panchos en los maxikioscos o como dijiste q te gustaba el asado, te podes clavar un chori en la calle, sos una ordinaria!!

Claire Mandarina dijo...

Gabi: Bue, tanto como "ordinaria"... qué insulto más cheto! No me molesta sentarme en el piso, me molesta que me atiendan mal. No digo que siempre sea así, lo que digo es que fue la primera vez que fui y me sentí muy mal atendida y estafada, por lo cual no me da ganas de volver. Me parece que cualquier lugar que ofrece un servicio que no te da ganas de volver está equivocándose en algo. Y si nunca disfrutaste del placer de un choripán en costanera, nena, qué vida triste...