miércoles, agosto 12, 2009

La vocación de geisha

Las mujeres, como todos sabemos, somos capaces de cualquier cosa con el incentivo correcto. Podemos recorrer siete veces los cinco pisos de un shopping en épocas de liquidación (como esta). Una madre que ve a su retoño en peligro logra desarrollar la fuerza de Hulk en microsegundos con tal de rescatarlo. Una mujer despechada es capaz de suicidarse por (falta de) amor.
Entre todas estas potencialidades infinitas que abrigamos las damas y las señoritas, hay una en particular que se destaca en llamativa. Es la que he dado en llamar la vocación de geisha.

Las primeras palabras del artículo de Wikipedia sobre el término "geisha" la definen como una artista tradicional japonesa. A diferencia de la creencia comúnmente instalada, una geisha no es una prostituta de lujo. Es una mujer que desde su infancia se dedica a estudiar aplicadamente muchísimas artes japonesas (en este blog queremos a los japoneses porque hacen de cualquier cosa un arte), tales como la danza tradicional, la ceremonia del té, la caligrafía o el ikebana. Así como un experto espadachín es un artista marcial, una geisha es una artista del entretenimiento.

El trabajo de una geisha (porque, como todo artista, es una trabajadora) consiste en entretener a los clientes a través de su talento, a cambio de dinero, por supuesto. Su objetivo es otorgarles otros tipos de placeres que, si bien mantienen cierto erotismo, no tienen que ver directamente con el sexo. Placeres estéticos, visuales, sensibles, que relajan el cuerpo y la mente e inspiran cariño, ternura, amor o deseo.

Una joven porteña del siglo XXI difícimente pueda compararse a una geisha. No nos entrenan para dominar el secreto del arreglo floral o las danzas tradicionales, y mucho menos para cobrar por ello (eso es de putas). Pero algunas veces, si somos afortunadas, podemos cruzarnos con un hombre que nos despierte esta vocación servicial de producirles placer de todas las formas que nuestra imaginación nos dispare.

Pocos son aquellos que lo logran. En la mayoría de los casos, se trata de relaciones a la inversa, pues esperamos que ellos nos cortejen a nosotras. Dedicarse devotamente a un hombre era la regla standard hace cuarenta años: la mujer, en la casa, debía tener todas las necesidades de su marido satisfechas: la comida caliente cuando volviera de trabajar, los chicos bañados y prolijos, y las piernas abiertas en la cama, aunque así no lo quisiera. Es por eso que hoy dedicarnos a un hombre con devoción puede ser visto como símbolo de sumisión, de poca personalidad, hasta de machismo inconsciente.

Y sin embargo, a todas nos llega en algún momento. Sucede que un hombre sin intención nos despierta un ingobernable deseo de caer a sus pies, de sorprenderlo, de producirle placer no sexual, sino estético. Y entonces todo lo que hacemos lo convertimos en arte femenino: nos vestimos muy lindas cada vez que vamos a verlo, nos maquillamos pacientemente, le hacemos masajes con aceites aromáticos, le preparamos una cena exquisita con una receta de Narda Lepes que vimos por canal Gourmet. Nada nos hace más felices que mimarlo, agraciarlo, relajarlo en un oasis de rutina con caricias de terciopelo y perfume de marca.

Podemos pasarnos la vida devotas a un hombre que nos desprecie, pero eso no nos puede hacer más felices. No regalemos nuestros encantos a quienes no sepan apreciarlos, porque no los (ni nos) merecen. Recomiendo entonces, y con conocimiento de causa, tener la fortuna de arrodillarse a los pies del mismo hombre que a la mañana siguiente nos sorprenda trayéndonos el desayuno a la cama. El secreto de la felicidad femenina quizás se encuentre en la incosciente puntería del hombre merecedor de nuestra vocación de geisha. Y entonces ambos serán los arridillados, y podrán mirarse a los ojos durante todo el presente de sus vidas.









Porque, por si no lo sabían, también existen los hokan.

5 comentarios:

Adso dijo...

Y cuando un hombre hace todo eso por una mujer ¿cómo se llama?

Claire Mandarina dijo...

Hokan, Adso. Justamente por eso lo puse :)

Adso dijo...

Me desburraste. Gracias!!

Anónimo dijo...

@chapita de Twitter te quiere preguntar algo, si no es molestia, le darias un follow aunque mas no sea momentaneo? Gracias

Claire Mandarina dijo...

Anónimo / chapita: Encantada cariño, ahí mandé el request. Gracias por la visita!